“¡Hasta la última página!”, así tienes que mentalizarte cuando decides abrir un libro que en verdad quieras leer; ser constante es la clave. De nada sirve decir “estoy leyéndolo…” si estás consciente de que dicho libro tal vez lleva en tu biblioteca un par de días desde que lo iniciaste o leíste por última vez.
Pon el libro siempre a la vista. En la mesa donde colocas tus cosas, llévatelo a todos lados, a clases, a hacer diligencias, al baño, ponlo en el centro de tu cama para que cuando te lances a ella te golpees la espalda y sepas que está ahí.
Presentación del libro:
"Feliz 53 cumpleaños, doctor. Bienvenido al primer día de su muerte. Pertenezco a algún momento de su pasado. Usted arruinó mi vida. Quizá no sepa cómo por qué o cuándo, pero lo hizo. Llenó todos mis instantes de desastre y tristeza. Arruinó mi vida. Y ahora estoy decidido a arruinar la suya."
Este es uno de esos tantos que podemos llamar “putas de la literatura”, con eso no estoy menospreciando esta increíble obra, a lo que me refiero es que es tan excelente que se ha convertido en prácticamente una obligación el leerlo para aquellos a los que les gusta el suspenso, la emoción, la acción, la adrenalina, entre otros.
El principio del libro es completamente indignante e intrigante, si te pones en la posición de Ricky (Frederick Starks nuestro protagonista). La persona que le amenaza destruye su vida por completo, Ricky sufre las peores situaciones en las cuales puedes poner a un ciudadano común.
Luego el sentimiento de indignación pasa a una mezcla de emociones como ira, confusión, sorpresa, tristeza, para luego finalizar con mucho más furor, caos y desconcierto.
Es interesante que, sabiendo al principio que Ricky es psicoanalista, te da una leve impresión de que tiene ventaja sobre quienquiera que sea su enemigo pero, creo que será mejor que tú averigües eso.
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